La realización de un nuevo Grupo de Misterio en los días que transcurren en el siglo XXI debe justificarse por sí mismo en el contexto religioso, artístico y devocional para el cual se realiza.
Mantener unas tradiciones heredadas supone aceptar unas maneras determinadas de sentir popular, lejos ya de fines religiosos altamente propagandísticos-, dirigidos a una sociedad que vive y siente la Semana Santa procurando aportar entre otras cosas, calidad artística a un patrimonio común.
El Grupo de Misterio de Negaciones y Lágrimas de San Pedro parte de la tradición iconográfica renacentista y barroca, de representar escénicamente la Pasión y Muerte de Cristo según las escrituras.
En esta Málaga, más característica del culto a las imágenes exentas, la llegada de este Grupo supone una gran aportación dentro de los pasos procesionales, ya que en los últimos años han sido varios los ejecutados.
Para comprender y justificar el Misterio, recordemos al Evangelista San Lucas. Su evangelio sirve de fuente documental a esta Hermandad en el Capitulo 22, versículos 55 al 62. En él se narra lo siguiente:
Apoderándose de Él, le llevaron e introdujeron en casa del Sumo Sacerdote; Pedro le seguía de lejos. Habiendo encendido fuego en medio del atrio y sentándose, Pedro se sentó también entre ellos. Viéndole una sierva sentado a la lumbre y fijándose en él, dijo: Este estaba también con Él. Él lo negó, diciendo: No le conozco, mujer. Después de poco, le vio otro, y dijo: Tú eres también de ellos. Pedro dijo: Hombre, no soy. Transcurrida cosa de una hora, otro insistió, diciendo: En verdad que este estaba con Él, porque es galileo. Dijo Pedro: Hombre, no sé lo que dices. Al instante, hablando aún él, cantó el gallo. Vuelto el Señor, miró a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra del Señor, cuando le dijo: Antes de que el gallo cante hoy me negarás tres veces; y saliendo fuera lloró amargamente
A partir de aquí, de la decisión de realizar el grupo y de las indicaciones documentales, cabe destacar la labor del imaginero cordobés -Antonio Bernal Redondo-, quien ha sabido escenificar con gran acierto el tema propuesto. Bernal es un afamado artista en su tierra natal.
Desde un pequeño taller situado a las espaldas de la Plaza del Cristo de los Faroles, esta llenando de magníficas obras parte de Andalucía, Castilla y hasta Tenerife y Mallorca.
En su ciudad, resulta impresionante ver los grupos de misterio que han salido de su gubia. Pasos como el de la Humildad y Paciencia; el de Jesús de las Penas, de la Hermandad de la Esperanza; el Descendimiento de Montilla y el casi concluido grupo del Prendimiento. Actualmente está ejecutando el Grupo de Misterio de la Sagrada Cena de Jaén.
Su gran sensibilidad, creatividad y profesionalidad fueron la carta de presentación de un hombre que ofrece como pocos, una obra muy personal y creativa dentro del campo de la imaginería procesional religiosa. El realismo y naturalidad de sus obras, de esas caras de la calle que les ha tocado hacer de tal o cual personaje bíblico, unido a los minuciosos acabados en cuero, orfebrería y vestuario, eran las claves perfectas y necesarias para lo que prometía ser una gran escena de conjunto rebosante de lo que gusta en nuestra ciudad; expresividad, dolor y calidad artística, desde la talla hasta la vestimenta, pasando por la policromía, sin olvidar el más mínimo detalle de acabados.
Desde los primeros bocetos que presentase en el mes de febrero de 1999, se observaba claramente un estudio pormenorizado de la representación escenográfica y de la gestualidad de los personajes.
La ubicación, movimiento y rasgos físicos de cada una de las imágenes forman un todo unitario y compacto, que remite a la esencia misma del fragmento evangélico. El paso muestra el momento en que Jesús, maniatado y humillado es conducido ante Caifás. Su mirada se pierde en el infinito mientras camina junto a dos soldados judíos, ambos lo custodian y empujan hacia delante.
Jesús de la Soledad ocupa un lugar privilegiado, en la parte anterior central, espacio integrador y articulador de toda la escena. Tanto por cuestiones religiosas como formales. Siguiendo el momento evangélico se establece ese nexo entre dos escenas a partir de los personajes principales en cada una de ellas. Cristo en la parte delantera y San Pedro en la trasera. Formalmente el contraste se debe a la expresión de dolor contenido y los rasgos dulces y serenos de Jesús y a la gestualidad y posición determinante de la figura del apóstol.
Los soldados judíos, uno a cada lado de Cristo, podían ser comparados con Gestas y Dimas. Uno increpa con fuerza, empuja, mira con desprecio, su árido gesto y su fealdad potencian su maldad. El otro mira a Jesús, lo contempla con respeto, temeroso y compasivo de llevar hasta tan fatal destino a quien podía ser el Rabí ¿o tal vez un pobre inocente?…
En la parte posterior del grupo los soldados salientes de la guardia conversan en torno al fuego junto a San Pedro, quedando manifiesta la función de todos y cada una de las figuras que intervienen, así como las relaciones entre ellas. Pedro dialoga relajada y distendidamente con dos guardianes. La sirvienta, en ese momento irrumpe con fuerza en la escena, quien interroga al apóstol sobre su amistad con Jesús. Este acerca su mano al pecho como si quisiera jurar de corazón que no conocía a aquel hombre, y tal como Jesús había profetizado: «antes de que el gallo cante me habrás negado tres veces». En ese instante Nuestro Padre Jesús de la Soledad esboza un leve giro en su cabeza buscando la mirada del apóstol, la mirada de su amigo, el cual acordándose de lo dicho, mientras aun lo negaba rompe a llorar.
Como nexo de unión entre ambas escenas aparece un perro, ladrando al grupo delantero, alegoría a la fidelidad, esperada de San Pedro, además de recoger el espíritu de amor a los animales promulgada por San Francisco.
En esta obra confluyen muchas emociones y sentimiento: soledad, traición, tristeza, miedo,… Todo ello se encontraba ya recogido en esos primeros bocetos en sanguina y acuarela y sucesivamente en los realizados en barro. Sin duda alguna, la ilusión, el interés por fomentar una tradición y el haber escogido en su momento a uno de los imagineros más notables, esta creando en torno a este paso de misterio y hermandad, un halo de seriedad, admiración y asombro.
Una escena y una salida procesional que reflejan el pensamiento unitario de un grupo sin el cual, no se hubiese podido llegar a este gran acierto. Este misterio y su paulatina realización en distintas fases es el motor para que cada año esta hermandad franciscana cumpla con su fin primordial: dar testimonio publico del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo en nuestra Semana Mayor.
CRONOLOGÍA
- 2000: Se estrena la imagen del Titular.
- 2002: Se estrenan los dos soldados judíos que acompañan a Jesús.
- 2005: Se procesionan las imágenes de San Pedro y la mujer acusadora.
- 2014: Se estrena el gallo.
- 2017: Se estrenan los dos soldados judíos restantes, que están junto a San Pedro.
- 2017: Se estrena el perro.